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RECONOCIMIENTO A UN APRECIADO COLEGA

Se ha recibido un ejemplar del libro Antología, publicado por la Sociedad Argentina de Letras, Arte y Ciencias donde se ha publicado un cuento corto de autoría del Ingeniero Agrónomo Luis Alberto Gallotti, el que se publica al pie. Desde la Comisión Directiva de este Distrito se rinde de este modo un sentido y justo homenaje, mostrando otra de sus facetas, a quien fuera compañero de ruta a lo largo de los años en las distintas conducciones al cumplirse un mes de su desaparición física.

ANTOLOGIA ING. GALLOTTI 2  

EL COMBATE
Por Luis Alberto Gallotti

El General recibe el parte del combate, tiene ochenta hombre y el enemigo cinco mil. En su tienda el General basfema y da rienda libre a su furia. ¿Cómo le ocurrió esto a él, veterano del Ejército de los Andes? Esa formidable academia militar en la cual se formaron los mejores oficiales? ¿Cómo ha llegado a esa situación?

Partió en su expedición al litoral con tres mil hombres de caballería y 2000 infantes, lo mejor de su ejército. Pensaba que su oponente era un gaucho inculto sin instrucción militar, sus tropas una banda de forajidos, mal armados y peor montados. Lo que iba a ser una campaña rápida y exitosa se transformó en este agónico desastre.

El enemigo siempre estuvo a la vista, a tiro de fusil y él comenzó a perseguirlo para que diera pelea,El comandante, gaucho taimado, fue dejándole el campo, retirándose continuamente, con escasas escaramuzas de poca significación.

Las avanzadas enemigas tenían un sistema extraño de lucha, cargaban enancados a caballo. Cuando estaban a la distancia apropiada, uno de ellos hacía pie a tierra y disparaba el fusil. Volvía a enancarse y se alternaban en los disparos. Esa estrategia desgastaba y mermaba sus tropas, haciendo decaer el ánimo.

Las persecuciones que ordenaba el General no daban resultado, debido a la superioridad de la caballada de su enemigo.

De a poco se iban internando en territorio desconocido, El enemigo parecía inasible y sin deseos de presentar batalla.

Comenzó a escasear el agua tanto para la tropa como para la caballada, mientras el terreno se hacía cada vez más árido.

Luego de veinte días de avance, con las tropas mermadas y con el ánimo caído, una tardecita, ya entre dos luces, la montonera acampa en una pequeña altura.

La intención era dar batalla al amanecer.

El General ordena hacer pastar los caballos en un bajo que se veía muy pastoso y que a la mañana iba a ser el campo de batalla.

Antes del amanecer un Teniente le informa al General que gran parte de los caballos se habían intoxicado a la noche, debido a la presencia de alguna planta venenosa. Que quedaban muy pocos y que en esa circunstancia no podían dar batalla.

General comprendió que todo estaba perdido. De cualquier manera, por orgullo, decidió formar un cuadro con la infantería que había sido diezmada a lo largo de la campaña. Daría también, por lo menos, una carga con la caballada remanente.

Dispuso sus tropas y ordenó la carga a su escasa caballería.

Esto es lo que la montonera estaba esperando. El encuentro fue impresionante.

Los infantes fueron masacrados y degollados sin clemencia. Los pocos sobrevivientes eran los que estaban con el General. Escaparon de las boleadoras de la montonera enemiga.

Frente a los errores cometidos el General no cesaba en su furia por:

Haberse internado en un territorio desconocido sin los baqueanos adecuados.

Despreciar la capacidad estratégica del “gaucho inculto”, que era General como él y también gobernador y caudillo de su Provincia.

Desconocer las características de la tropa que enfrentaba.

Menospreciar a la montonera como tropa aguerrida y excelentemente bien montada.

No saber que en esa zona hay una hierba tóxica, llamada mío mío, que los animales que no están acostumbrados o curados la comen.

Solo le quedaba huir para salvar su vida.

 

Fuente: Antología Concurso Salac.